Claustrofobia o agorafobia, ¿qué diferencias hay?
David Brossa
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Si alguna vez has sentido que te falta el aire en un ascensor o que el corazón te late a mil por estar en una multitud, es posible que te hayas preguntado: ¿tengo claustrofobia o agorafobia? Ambas generan ansiedad intensa, pero afectan a las personas de manera diferente. Vamos a aclararlo con ejemplos claros y sencillos.
Claustrofobia y agorafobia: lo que las diferencia
Claustrofobia: el miedo a los espacios cerrados
La claustrofobia es el temor intenso a quedarse atrapado en espacios pequeños o con difícil salida. No se trata solo del miedo en sí, sino de la sensación de que no puedes escapar si lo necesitas.
Ejemplos comunes de situaciones que pueden provocar claustrofobia:
- Ascensores
- Aviones
- Túneles o pasillos estrechos
- Salas sin ventanas
- Resonancias magnéticas
Si al entrar en un ascensor sientes que tu pecho se oprime, empiezas a sudar y solo puedes pensar en salir cuanto antes, lo más probable es que estés experimentando claustrofobia.
Agorafobia: el miedo a los espacios abiertos o incontrolables
A diferencia de la claustrofobia, la agorafobia no se centra en un lugar cerrado, sino en el miedo a estar en un sitio donde escapar o recibir ayuda sea difícil. No es solo el miedo a los espacios abiertos, sino a la sensación de estar atrapado en una situación sin control.
Ejemplos típicos de situaciones que pueden generar agorafobia:
- Centros comerciales abarrotados
- Transporte público
- Conciertos o eventos masivos
- Estar solo fuera de casa
- Calles muy transitadas
Si te sientes inseguro solo con la idea de estar en un supermercado lleno de gente y necesitas saber que tienes una salida rápida, es posible que lo tuyo sea la agorafobia.
Lo que tienen en común: la ansiedad en espacios cerrados
Aunque parecen opuestas, claustrofobia y agorafobia comparten un punto clave: la ansiedad en lugares donde la persona siente que no puede escapar fácilmente.
Por ejemplo, alguien con claustrofobia puede sentir pánico en un baño pequeño sin ventanas, mientras que una persona con agorafobia puede experimentar lo mismo en un tren lleno de gente. En ambos casos, la sensación de pérdida de control es lo que desata el miedo.
Síntomas comunes en ambas fobias:
Taquicardia y sudoración
Dificultad para respirar
Sensación de mareo o desmayo
Necesidad urgente de salir del lugar
Lo importante es recordar que estos miedos no te definen, ni son señales de debilidad. Son respuestas aprendidas que se pueden gestionar con paciencia y las herramientas adecuadas.
¿Se pueden superar? ¡Por supuesto!
Si alguna de estas fobias interfiere en tu vida diaria, hay formas de superarlas. Algunas estrategias incluyen:
Terapia de exposición gradual: Acostumbrarte poco a poco a la situación temida.
Técnicas de respiración y relajación: Aprender a calmar el cuerpo para que la mente no se dispare.
Reestructuración cognitiva: Cambiar los pensamientos que alimentan el miedo.
Pedir ayuda no es signo de debilidad, sino de valentía. Si alguna de estas situaciones te limita, no estás solo y puedes trabajar para recuperar tu libertad.
¿Tienes dudas sobre si lo que sientes es claustrofobia o agorafobia? Déjame un comentario o consulta conmigo, estaré encantado de ayudarte a encontrar el camino hacia una vida más tranquila.
¿A quién pedir ayuda para tratar la agorafobia o claustrofobia?
Lo ideal en estos casos es pedir ayuda a un psicólogo especialista en fobias.
Si necesitas alguien que escuche tu historia y te ayude a ponerle remedio, estoy aquí, ¡sólo debes mandarme un whatsapp!