Miedo a quedarme atrapado en el ascensor ¿Es normal?
David Brossa
- Contenido actualizado en
Cuando el ascensor se convierte en un monstruo invisible
Imagínate subir a un ascensor y, de repente, sentir que las paredes se acercan, que el aire se vuelve más denso, que necesitas salir… pero no puedes. Si te ha pasado, quiero que sepas algo importante: no estás solo. Hoy vamos a hablar de ese miedo a quedarse atrapado en el ascensor y de cómo aprender a gestionarlo.
Entendiendo el miedo a los ascensores
¿Por qué sentimos miedo en espacios cerrados?
Nuestro cerebro está programado para protegernos. Cuando percibe que estamos en un lugar del que no podemos salir fácilmente, como un ascensor, enciende la alarma interna. Es como si una parte antigua de nosotros dijera: «¡Atención, peligro!».
El instinto de supervivencia haciendo de las suyas
Este instinto no es malo. De hecho, es el mismo que ayudó a nuestros antepasados a sobrevivir en situaciones reales de amenaza. El problema es que, en nuestro mundo moderno, a veces el detector de amenazas se vuelve demasiado sensible.
¿Es normal tener miedo a quedarse atrapado?
La diferencia entre un temor puntual y un problema más profundo
Sentir nervios o incomodidad al pensar en quedar atrapado es completamente normal. Sin embargo, cuando ese miedo domina tu vida y te impide usar ascensores incluso cuando es necesario, podría indicar algo más.
El miedo saludable: ese que nos protege
Un poco de precaución no hace daño. Nos mantiene atentos. El miedo saludable nos recuerda apretar el botón de alarma si algo falla o buscar salidas de emergencia. El problema empieza cuando el miedo nos controla a nosotros.
Miedo común vs. Claustrofobia: ¡No es lo mismo!
Cuando el miedo es ocasional
Una persona sin claustrofobia puede sentir un poco de ansiedad si el ascensor se detiene unos segundos. Puede pensar «¡Qué raro!» pero mantendrá la calma mientras espera.
Cuando el miedo paraliza: así actúa la claustrofobia
Alguien con claustrofobia, en cambio, puede entrar en pánico inmediatamente. Sentirá que se ahoga, que el espacio se cierra sobre él, aunque el ascensor esté funcionando perfectamente.
Señales de que podría ser claustrofobia
Síntomas físicos que no debes ignorar
- Sudoración excesiva
- Palpitaciones rápidas
- Mareos o náuseas
- Sensación de ahogo
Pensamientos que se vuelven gigantes
- «No voy a poder salir.»
- «Me voy a quedar aquí atrapado para siempre.»
- «Me voy a desmayar.»
¿Qué pasa dentro de nuestro cuerpo y mente?
Reacciones físicas: como si el ascensor se achicara
El cuerpo entra en «modo huida o lucha». Se libera adrenalina, lo que acelera el corazón y activa los músculos, preparándonos para «escapar» aunque no haya una amenaza real.
Reacciones emocionales: la mente corriendo una maratón
La mente empieza a generar escenarios catastróficos. Es como si un narrador interno dijera: «¡Estás en peligro! ¡Corre!», aunque en realidad solo estemos subiendo cinco pisos.
Estrategias para gestionar el miedo dentro del ascensor
1. Respiración consciente: tu ancla en la tormenta
Respirar lento y profundo ayuda a mandar una señal de calma al cerebro. Una técnica sencilla es inhalar en 4 segundos, mantener el aire 4 segundos y exhalar en 4 segundos.
2. Pensamientos de calma: hablarte como a un amigo
Frases como «Esto pasará pronto» o «Estoy seguro y controlando la situación» pueden cambiar la narrativa interna.
3. Anclaje al presente: ¡aqui¡ y ahora!
Fíjate en detalles pequeños: el número del piso, el color de los botones, la textura de las paredes. Esto frena la mente que quiere dispararse hacia escenarios de pánico.
Técnicas específicas que puedes practicar
La «caja de respiración»
Imagina una caja. Cada lado representa una acción: inhalar, mantener, exhalar, mantener. Al visualizarlo, tu atención se enfoca y tu mente se tranquiliza.
El truco del objeto seguro
Llevar un objeto pequeño que te guste mucho (una piedra lisa, un llavero especial) puede servir como ancla emocional. Tocarlo te recuerda que estás seguro.
Ejemplo personal: Mi primer ataque de pánico en un ascensor
Recuerdo la primera vez que sentí que «me faltaba el aire» dentro de un ascensor. Pensé que algo andaba mal conmigo. Hoy sé que era una reacción normal de un cuerpo asustado. Aprendí que el miedo se puede entender y gestionar, y tú también puedes hacerlo.
¿Cuándo buscar ayuda profesional?
Si evitas ascensores al punto de complicar tu vida diaria o sientes ataques de pánico intensos, es señal de que podrías beneficiarte de apoyo especializado. No es debilidad pedir ayuda, es valentía.
Tratamientos efectivos para superar el miedo
Terapia de exposición: paso a paso, sin prisas
Consiste en enfrentarte de manera gradual a los ascensores, primero imaginándolo, luego viéndolos, hasta que puedas usarlos sin miedo.
Terapias cognitivas: cambiando el diálogo interno
Aprender a identificar y transformar los pensamientos catastróficos es clave. No se trata de «pensar en positivo», sino de pensar en realista y en constructivo.
Recordatorio importante: No estás roto, estás aprendiendo
Sentir miedo no significa que seas débil ni que estés «mal». Significa que eres humano. Cada pequeño avance que logres merece ser celebrado.
Conclusión: La valentía no es no tener miedo, es seguir adelante a pesar de él
El miedo a quedarse atrapado en el ascensor es más común de lo que crees. Lo importante no es eliminarlo del todo, sino aprender a gestionarlo para que no te impida vivir la vida que deseas. Con comprensión, práctica y apoyo, puedes transformar ese miedo en confianza.
¡Sigue adelante, paso a paso, piso a piso!